sábado, 1 de mayo de 2010

FCB 1 - FC Internazionale 0 (UEFA Champions League, Semifinales, vuelta, 28-4-2010)



28-4-2010

UEFA Champions League, Semifinal, vuelta

FCB 1 – INT 0

Visto está que Europa no desea continuidades. La alternancia es ley desde que la UEFA decidió este atractivo formato, y ni el considerado mejor equipo de la Historia ha podido romper el maleficio. Un sortilegio en el que ha intervenido no sólo la alta exigencia que supone un doblete, sino también dos arbitrajes sospechosos. Uno claramente adverso, y otro marcadamente timorato.

Y es hora de dejar bien sentado que, como siempre, en el fútbol, como en cualquier otro azar, se acaba imponiendo la lógica de los grandes números, y aunque durante el año 2009 el arte superara a la pizarra y a la especulación, este suceso no puede tenerse más que como una anomalía. Son muchos los años en los que el futbol ha decidido evolucionar en una dirección muy diferente a la que asumió este FCB de Guardiola. La bella Holanda de Cruyjff y Michells sucumbió ante la disciplina cartesiana de Shoen y Breitner en 1974, como veinte años antes lo hiciera la prodigiosa Hungría de Puskas y Koksis contra otros alemanes menos conocidos. En pocas ocasiones el favor de los dioses del fútbol ha premiado a los más hermosos. Las veces que lo ha hecho es cuando el futbol ha trascendido como fenómeno de masas. Ahí quedará para siempre el Brasil que se coronó en el Azteca en el verano de 1970, el Ajax de Johan en Wembley un año después y, por supuesto, el FC Barcelona de Roma en el ejercicio pasado.

El partido de hoy claro está que se perdió siete días antes. Benquerenças y Mourinhos aparte, el equipo debió tomar conciencia de las circunstancias con ese cero uno en el Meazza, pero, fiel a su estilo, decidió resolver allí. La suerte no favorece siempre al apuesto, como en Stanford Bridge, y la sucesión de desgracias en Milán determinó un choque sencillo de plantear para el rival. Hoy el Inter, atrancado en sus fortines, podía sin rubor alegar su único argumento frente a un enemigo mucho más poderoso. Ellos inventaron el catenaccio y desde entonces a él le deben éxitos y desgracias. Esta vez pudieron saborear de lo primero.

Guardiola sorprendió nuevamente con un ardid táctico. Milito deambulaba por banda, dejando a Touré la responsabilidad de servir el central con el divino Piqué –el mejor central del mundo-. El de Santpedor pensaba en un partido que podría ser de ida y vuelta, pero que, sobre todo, se iba a disputar en los tres cuartos del visitante. Sin embargo, desde el inicio quedó bien a las claras que el plan de Mou no era otro que el de dejar pasar los minutos. Fijó dos muros separados por escasos diez metros, colocando su punto de apoyo a poca distancia de Julio César.

Con este planteamiento la posesión estaba asegurada, pero también el riesgo que caer en un improductivo juego horizontal. El FCB no disparaba por temor a provocar un contragolpe, limitando su apuesta al desplazamiento a la búsqueda de la superioridad por banda. Pero nada. En ningún momento fue posible desbordar por fuera, y los escasos centros que salían de los cantos iban pasados o simplemente se estrellaban en los solventes centrales "italianos". El partido seguía un guión propio para el FCBarcelona, y más aún tras la expulsión del errático Motta, pero cada vez era más evidente que se echaba de menos a algún héroe.

El gol podría surgir en un desmarque de ruptura, pero con tan poco espacio entre líneas, aun pudiéndose colocar un balón en la zona de peligro, el delantero no remataría con comodidad. El disparo desde fuera del área, que se ensayó más bien al final, era casi impracticable, y el juego directo, pese a la presencia de Ibra, resultaba la alternativa menos fiable, daba la experiencia de Chivu, Samuel y Lucio. Por lo tanto, el Estadi se encomendaba a su Messias y lamentaba la ausencia de Iniesta, dos hombres acostumbrados a revolver entre la multitud y desarmar costuras.

Con un Inter resuelto a morir sin salir de su campo, la primera parte no reportó mayores novedades, más allá del disparo de Messi en uno de sus lances característicos –progresión de fuera adentro- que sacó Julio César con la punta de los dedos. Ya era el minuto 31. Antes Pedro había rematado fuera por poco empalando un centro desde la banda.

La segunda parte supuso una continuación literal de lo visto en la primera, con un Inter cada vez más seguro de sus rácanos argumentos. Pep vio que no había razones para preocuparse por el ataque rival y puso a sus hombres en zafarrancho. Víctor fijó su residencia en el centro del campo y Piqué comenzó a asumir protagonismo hasta el punto de que, por momentos, pareció que era el único jugador sobre el campo. Los cambios demostraron la confianza del míster en sus delanteros más jóvenes, irrumpiendo Bojan y Jeffren a cambio de un inquietante Ibrahimovic y un desocupado Sergio. Sólo a partir de la entrada de estos hombres surgieron las oportunidades que podían haber propiciado la remontada.

La primera es de Bojan, que remató con picardía cuando posiblemente hubiera bastado voluntad. Su cabezazo en desmarque salió picado al segundo palo con Julio César superado y en estatua. Era el 82’. Sólo faltaba un minuto para que el hombre del partido, el futbolista más imprevisible del equipo, resolviera con la autoridad de un ariete una asistencia al hueco de Xavi. Piqué bordeó seguramente el fuera de juego, quizá habilitado por Sulley Muntari, y echó el freno de mano para deshacerse de Julio César e Iván Córdoba. Derrotados en la lona sus oponentes, desplazó con tranquilidad al arco. Quedaban diez minutos y el Inter sólo podía seguir fiando la supervivencia a su solvencia defensiva.

Hasta el 88 no volvió a rondar el peligro con mayúsculas. Messi y Xavi decidieron que había llegado el momento de probar el disparo lejano y obligaron a Julio César a buscar las esquinas. No hubo segunda jugada ya que los despejes fueron sabios y evitaron realojar la pelota en el área. Ya en el 90’, nuevamente en ese minuto que da y quita la gloria, Van de Bleeckere demostró al orbe que el FCB no ganará nunca una Copa de Europa porque lo quiera un árbitro. Touré recibió el impacto en su cuerpo de un rechace a muy escasa distancia como para apreciar voluntariedad; la pelota quedó muerta a disposición de un Bojan encarado, que la colocó en la escuadra. El árbitro entendió que el balón había percutido en las manos de Touré y, temeroso de ir al calabozo a hacer compañía al pobre Ovrebo, cobró la falta. Eso fue definitivo.

Final y apoteosis para un equipo que defendió el único argumento que puede esgrimirse frente al fútbol en estado puro. El anti-fútbol (que no es hijo de Mourinho, aunque hoy sea quien le ponga cara) se impuso auspiciado por otro elemento patológico en este deporte, cual es la excesiva presión que acusa una sola persona –hoy vestida de amarillo- absolutamente decidida a evitar decisiones determinantes, como sin duda lo es cualquiera que se produzca en el último minuto.

Pep, su afición, y sus hombres defendieron al futbol frente a sus tradicionales enemigos y, como sólo ocurre con los que pelean causas hermosas, pasarán a la Historia aun perdiendo. El resto necesita la victoria para trascender y a veces ni siquiera así lo consiguen. La Copa de Europa está llena de campeones anónimos. Posiblemente este año sirva para añadir otro nombre a la lista de vencedores sin recuerdo.


Uno por Uno


Valdés: Valiente (9). No tuvo que trabajar, pero vivió en el alambre todo el segundo periodo.

Alves: Desfondado (7). No hubo huecos ni siquiera para el lateral más insistente del mundo.

Milito: Desorientado (6). Su extraña ubicación permitía alternar una defensa de tres con una de cuatro. La marcha de Motta permitió recuperar el dibujo tradicional.

Touré: Trabajador (7). Sin necesidades defensivas a causa del descarado repliegue italiano. Ensayó el disparo sin puntería.

Piqué: Estratosférico (10). Hay cosas que hace este hombre que no se le han visto a central alguno. El mejor.

Busquets: Gris (6). Salió programado para la batalla, pero hoy era día para hilar fino.

Xavi: Mágico (8). Si se abrían huecos los iba a ver él. Sirvió el pase a Piqué.

Keita: Decreciente (7). Sin batallas que librar. No alcanzó el remate y únicamente participó en la circulación.

Pedro: Veterano (7). Sin suerte en el remate, pero siempre se ofreció con peligro.

Messi: Eclipsado (7). Disparó con peligro y asistió magistralmente a Bojan en el remate de éste de cabeza. Parece atascado con Ibrahimovic.

Ibrahimovic: Decaído (6). Los dos partidos contra su ex equipo pueden acabar con él por lo que queda de temporada. A veces parecía ser un rival más.


Sustituciones

Maxwell: Profundo (7). Salió a hacer su trabajo cuando la variante Milito no era ya necesaria. Subió y apoyó la circulación.

Bojan: Eléctrico (7). No es su temporada. Hoy pudo reivindicarse pero ni la suerte ni el árbitro se lo permitieron.

Jeffren: Tardío (6). No era partido para progresar por banda pese al indiscutible talento del venezolano.

Pep Guardiola: Honrado (10). Nadie puede discutir que su nombre vaya por siempre asociado al futbol con mayúsculas. Si tienes que caer, que sea contra alguien que, por mucho que consiga, nunca será lo que tú ya eres. Gracias Pep por todo; por un año lleno de maravillas, de momentos mágicos y sobre todo, por hacer sentir a la afición el orgullo de sostener al mejor equipo del mundo sea cual sea el resultado final.

Ficha

FC Barcelona: Valdés; Alves, Milito (Maxwell, min. 46), Touré, Piqué; Keita, Xavi, Busquets (Jeffren min. 63); Messi, Ibrahimovic (Bojan, min. 63), Pedro.

FC Internazionale: Julio Cesar; Maicon, Chivu, Samuel, Lucio; Motta, Cambiasso, Zanetti, Sneijder (Muntari, min. 67); Eto’o (Mariga, min. 86), Milito (Córdoba, min. 81).

Goles

1-0 Piqué, min. 84.


Arbitro: F. de Bleeckere (Bel.) TR: Motta (2TA) TA: Pedro; Julio César, Chivu, Muntari. La sombra del absurdo arbitraje de Ovrebo pesará sobre el FCB durante mucho tiempo. Ni siquiera el desastre “Benquerença” animó al árbitro belga a deshacerse de los complejos causados por su colega noruego. Ni aún ver cómo rompían a Ibra la camiseta ante su presencia le llevó a cobrar un penal. La expulsión a Motta es lo mínimo que podía pedírsele.

Estadio: Nou Camp, 98.000 esp.

RESUMEN EN IMAGENES (Youtube):

http://www.youtube.com/watch?v=qOhKBhGZU7U

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