domingo, 16 de agosto de 2009

Athletic de Bilbao 1 - FCB 2 (Super Copa España, Ida)






Super Copa España (Ida)




16-8-2009

ATH 1 - FCB 2

Foto: Sport (Paco Largo)

Primer partido oficial cuyos protagonistas eran, como en la anterior edición de la Copa, dos modelos absolutamente antitéticos de concebir el futbol. En efecto, la propuesta con más personalidad de nuestra Liga se medía contra una especie de parasitismo futbolístico sin más vocación que la de rentabilizar las contradicciones de la primera.

El planteamiento inicial no engañaba sobre las intenciones de unos y otros. El FCB iniciaba desde atrás, normalmente a cargo de Piqué, asociado con un Xavi que no acusaba falta de ritmo ni tampoco la obvia presión a que era sometido por dos stoppers testimoniales (Gurpegui y Orbaiz), quizá no demasiado convencidos del éxito que pudiera tener su labor.

Pero, paradójicamente, la salida de balón del FCB era uno de los argumentos ofensivos de un ATH que, como el día de Valencia, presionaba el inicio del juego culé con sus efectivos de vanguardia. La esperanza era interceptar un balón en circulación dentro de los 3/4 y de ahí forzar un centro al área, una falta lateral o lo que fuera. Esta estrategia, que no cambió hasta que el FCB cegó moralmente a su rival con el empate, empezó a fructificar a partir del minuto 30 del partido, cuando la presión de los delanteros locales se vió asistida por sus efectivos de centro del campo. Hasta ese momento, el uno contra uno entre la línea de vanguardia del ATH y la cobertura barcelonista se resolvía fácilmente en favor de esta última; al fin y al cabo se trataba de superar una única trinchera horizontal. Ello facilitó el armado de varias jugadas de ataque por parte del FCB, todas terminadas con disparo a puerta, y que bien pudieron abrir el marcador cuando Xavi -programado como llegador el día de hoy- disparó sin precisión a 5 metros de puerta. Era el minuto 23 y ahí pudo cerrarse el partido.

Dos disparos prodigiosos (Bojan, Alves) que acaban siendo conjurados por un portero inspirado y una ocasión manifiesta de gol no culminada denunciaban una sobretasa de mala suerte en el balance ofensivo del FCB. Pronto llegarían las imprecisiones en la salida del balón, conjugadas con una mayor ambición del ATH, que, como hemos dicho, desplazó a sus mediocampistas unos pasos hacia delante para hacer más difícil las cosas a su rival. La inseguridad de Eric Abidal, a lo que se añadió el consabido complejo estilístico del FCB -poco dado a resolver los problemas de espacio a balonazos- facilitó cortes de balón en zonas calientes, que si no llegaron a fructificar fue debido a la proverbial impericia de los llegadores bilbaínos.

Algún disparo sin convicción (Gabilondo), un remate claro de Ocio que pudo fusilar a Valdés, una vaselina inspirada firmada por una de las novedades del ATH, De Marcos,... fueron el anticipo del afortunado gol local. Un error en la organización de una jugada de contragolpe por parte del FCB, dentro de un minuto (44) en el que mejor es congelar la posesión, posibilitó un arranque de De Marcos a 25 metros de la meta. Este ingresó por el pico del área, recortó y disparó plano y centrado; el intento de corte de Puyol, tardío, envenenó un balón que era fácil para el portero: 1-0.

El balance al descanso parecía deberse al infortunio sufrido por el FCB (tanto en la finalización de sus jugadas, como a la hora de defender su puerta), lo cual hacía razonable esperar un cambio de escenario a poco que el imperio del caos dejara paso a la estadística de los grandes números (aunque esto no ocurra siempre en el fútbol).

Justo sea reconocer que no todo fue azar. El planteamiento presionante del ATH dio frutos a causa de fallos corregibles, que desde luego no volvieron a darse en la segunda parte, momento en el que las vacilaciones en la salida del balón desaparecieron: si se hubo de enviar la pelota fuera de la zona de 3/4 esto se hizo sin mayores complejos. En un día en el que el rival sólo tiene un argumento ofensivo, y este pasa por interceptar un balón en una zona peligrosa, parece de lo más razonable evitar que la pelota transite delante de la frontal del área propia. Así fue.

Pep no cambió piezas y la segunda parte comenzó con idéntica Line-up. La banda derecha, extraordinaria en el ejercicio anterior gracias a sus ocupantes habituales (Dani, Leo), no procuraba grandes frutos en las jugadas en combinación (Dani no ve los desmarques de Pedrito y éste ocupa demasiado el carril exterior, cerrando la progresión del Brasileño). Ahora bien, esa mala suerte en la finalización que había privado al FCB de destrozar el partido en la primera parte desapareció en un rondo colectivo. Este culmina en una triangulación ya dentro del área; Keita progresa por el carril del 10 hasta la línea de fondo, desplaza en horizontal al lado derecho, donde se ve a Pedrito sin marca. Este cede al punto de penalty y allí sobreviene Xavi con su diestra, ajustando el disparo al palo corto de Iraizoz.

Al ATH le empezó a sonar el asunto a conocido. La salida de balón del FCB dejó de dar esperanza a los locales, a salvo de puntuales complicaciones de Abidal; así se estabilizó el encuentro, muy condicionado por la indisposición del ATH a afrontar la arriesgada y eterna apuesta del juego directo, tan del gusto de su graderío. Arrugado el rival y seguro de sus argumentos el campeón, éste dejó que la fruta cayera del árbol sin apretar los dientes.

El gol decisivo llegó en una nueva combinación dentro de la línea de 3/4. Xavi cedió a Pedrito un balón a 20 metros del arco; el canterano había progresado hacia la zona del teórico delantero centro y acabó sacando petróleo de la atonía defensiva de sus oponentes. Chutó de forma obvia pero efectiva, el balón se fue envenenando gracias al efecto imprimido, que lo alejaba progresivamente de la mano de Iraizoz, para chocar violentamente en el mismo trozo de red donde diez minutos antes Xavi había estampado su firma. Razón tendría el arquero en denunciar la incompetencia de sus compañeros para cegar un disparo lejano, que se antojaba como la única posibilidad de finalización tras el arranque del tinerfeño.

Lógica habría sido, con anterioridad a la remontada, la incorporación de Sergi por el que más tarde fuera héroe del partido. Ello habría fortalecido la posición de Xavi, al par que facilitado las ayudas en la salida de balón y abierto una autopista para Dani. Pero Pep es quien sabe cómo estan los depósitos de sus jugadores. Las sustituciones fueron de trámite, lo que se siempre se ha conocido por hombres de refresco, que dieron minutos de descanso a Xavi y hielo a un dolorido Henry.

Ha de destacarse postivamente el crecimiento futbolístico de Piqué, que asume cada vez mayores responsabilidades en la salida del balón. Merece ponderarse el buen punto de partida de Xavi, que escondió el tesoro cada vez que cayó en sus pies; y, por último, hay que elogiar la solidez del bloque y su claridad de ideas, aun cuando la alineación inicial se vea mermada por la ausencia de tres jugadores trascendentales como Andrés, Ibra y Leo.

En el lado negativo hay motivos para ser indulgentes, pues se sigue en pretemporada, por mucho que el encuentro fuera oficial. Ello no impide reflexionar muy seriamente acerca de la demarcación del lateral izdo. Ya no está Sylvinho, que el año pasado aportó sobriedad y experiencia en citas trascendentales. El desempeño de Abidal preocupa y Maxwell aún no se ha hecho con el puesto. Esa es una incógnita que sería absurdo resolver de la mano de improvisaciones, máxime cuando estas acaban perjudicando la moral de Puyol (que de indiscutible central pasa a recurso en banda). Seguramente es más necesario Eboué que Cesc.

¿Y el Athletic?, pues lo de siempre. Un equipo escaso a todos los niveles que, combinado con la energía desbordante de Caparrós, acaba mostrándose impotente y hasta enfurecido ante la derrota. No fue el Athletic afortunado de las jugadas a balón parado (Piqué hizo desaparecer a Llorente de la estadística), y su retrato robot se resume en Toquero, un jugador extraño, afanado en la búsqueda de un agujero en el entramado de su equipo -nunca faltan-, y que siempre llega tarde al lugar de los hechos por mucho desgaste que asuma.


Uno por Uno


Valdés: Enfadado (6). Mostró su disgusto por la deficiente salida de su equipo y no dudó en el desplazamiento largo cuando vió que el sacrificio de estilo era la mejor arma para acabar con el partido. Acertado como siempre en el gran desafío (vaselina de De Marcos), fue incapaz de cerrar un partido sin una cantada a balon parado.

Dani: Impreciso (5). No armonizó su juego con Pedrito, tampoco éste con él, y se hartó de enviar centros estériles al área, normalmente cortos. Bien en el disparo.

Abidal: Ofensivo (5). Mal balance defensivo; si el ATH mantuvo algunas esperanzas de no ir ya derrotado a Barcelona fue gracias a él. Hasta el voluntario Etxeberria le tomó el pelo. Mucho mejor en tareas ofensivas, participó en la jugada en que se forjó el empate, como también lo hizo en la que Xavi no acertó a trasformar en la primera parte.

Puyol: Básico (5) Sin responsabilidades en la salida del balón aportó ante todo en ataque. Infortunio en la jugada del gol.

Piqué: Jerarquico (8) El mejor. Frenó a Llorente sin faltas. Creó peligro a balón parado y sacó el balón con claridad, buscando siempre salidas reflexivas y aseadas.

Touré: Nulo (4). No complicó, pero se inhibió en el principal problema del equipo hoy: la salida del balón. No se ofreció a Xavi, aunque colaboró algo más con Sergi.

Xavi: En forma (7). Operó todas las salidas al ataque y hasta cumplió con sus cometidos añadidos de llegador. Falló una ocasión más clara que la trasformada, pero un balance ofensivo del 50% ha de tenerse por óptimo en los números de un centrocampista.

Keita: Colaborador (6). Dio opciones al juego de ataque y aportó su presencia física en las escasas tareas de destrucción que exigió el choque. Vital en el gol del empate.

Bojan: Sin opciones (5). Sus desmarques resultaron poco convincentes para los lanzadores del mediocampo (Keita y Xavi). Ninguna oportunidad clara. Vió cómo Iraizoz le sacaba un balón de la cruceta en el disparo inaugural.

Pedrito: Afortunado (7). Sin ajustar su posición con Alves tuvo la gran suerte de contar con un marcador insolvente. Asistió a Xavi en el empate sin necesidad de zafarse ni siquiera de una sombra y resolvió el partido con un disparo tolerado por sus oponentes. No será tan fácil alcanzar idéntico nivel de eficacia contra rivales más serios y menos autocomplacientes.

Henry: Sacrificado (5). Pep jugó la baza del cadaver en la batalla para contener a Iraola. Este no salió a brindar apoyos amedrentado por la planta del goleador francés, que hoy no fue más que una apariencia. Un buen farol.

Busquets: Rutinario (5). Continuó la tarea de Xavi dentro de su particular estilo. Hizo implicarse a Touré en un partido del que éste había desaparecido.

Jeffren: Temperamental (s.c). Se partió la cara en balones divididos cuando el rival ya derrotado decidió apelar al orgullo. Merece más minutos.

Pep Guardiola Sobrio (8): Acertó manteniendo sus nervios aun y a pesar del balance que arrojaba el partido en el descanso. Muy inspirado con la alineación del "cojo" Henry. Ojo con el lateral izdo.


Ficha


Athletic Club: Iraizoz; Iraola, Ustaritz, Ocio, Koikili; Susaeta, Orbaiz, Gurpegui, Gabilondo (Castillo, min.67); De Marcos (Toquero, min.60) y Llorente (Etxeberria, min.74).
FC Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Puyol, Abidal; Touré, Xavi (Busquets, min,81), Keita; Pedro, Bojan y Henry (Jeffren, min.74).
1-0, min.44: De Marcos.

1-1, min.59: Xavi.

1-2, min.68: Pedro.

Arbitro: Rubinos Pérez (Colegio madrileño). TA: Gurpegui, Koikili, Piqué y Alves. Partido sin problemas, no se dejó intimidar por el público. Alguna complicación al final, pero sin trascendencia. Notable.

Estadio: San Mamés, 35.000 esp.
RESUMEN EN IMAGENES (Youtube):

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